miércoles, 15 de noviembre de 2017

Romanticismo y Románticos –V– WALTER SCOTT


Byron–Hugo–Espronceda
Scott–Chateaubriand–Zorrilla

Dentro de la forzosa variedad que se produce entre los autores encuadrados bajo el término Romanticismo, hay, evidentemente, múltiples y distintas formas de percibir la existencia, por parte de cada uno de ellos, dependiendo, por ejemplo, de su procedencia o nacionalidad, de su compromiso político y social, etc., -ya que se trata, como sabemos, de una época de grandes cambios-; de su pensamiento o diversa filiación religiosa, aun dentro del cristianismo, e incluso de su actitud frente al sentimiento amoroso, dentro del cual, unos apuestan por la unidad, otros por la variedad… 

Sir Walter Scott en 1822. Retrato de Raeburn

En este sentido, conocida ya la actitud de Lord Byron en relación con los aspectos citados, vamos a adentrarnos en la biografía y la obra de Walter Scott, ejemplo inapreciable, en este caso, de que, aun siendo ambos británicos, no es lo mismo ser inglés, que ser escocés… por ejemplo, y no sería la única diferencias; la vida de Scott, no es ni aventurera, ni arriesgada, ni difícil, casi podríamos decir que tampoco romántica. Sin embargo, su nobleza de espíritu, su sentido de la libertad personal; su no sometemiento a credos o partidos y, sobre todo, su amor a la literatura, hacen de él una figura atractiva dentro de la corriente en la que, teóricamente, se le clasifica; otra forma de romanticismo, tal vez...

Sir Walter Scott, 15.8.1771-21.9.1832– Fue abogado, juez y administrador legal de profesión, además de Clerk of Session y Sheriff-Depute of Selkirkshire. Secretario de Sesión y Sheriff-Diputado de Selkirkshire, además de miembro distinguido del grupo Tory –conservador, de Edimburgo. Escribió historia, novela histórica, drama y poesía. 

Fue el noveno hijo del Procurador Walter Scott, y de Anne Rutherford, aunque seis de ellos murieron siendo muy pequeños. Él mismo fue afectado por la poliomielitis en 1773, que dejó su marca en la forma de caminar y acaso de vivir, del autor. 

Para intentar su recuperación fue enviado a la granja de sus abuelos paternos en Sandyknowe, en la frontera, y cerca de los restos de la torre de Smailholm, donde su tía Jenny le enseñó a leer y le inculcó ciertos modelos de discurso enseñándole, igualmente muchos de los cuentos y leyendas que después tendrían reflejo en su obra.

Sandyknowes, a la sombra de la Smailholm Tower, donde Scott descubrió el mundo de los cuentos y costumbres de las fronteras escocesas-Scottish Borders.

En enero de 1775 volvió a Edimburgo, pero ese mismo verano fue, también con su tía Jenny, a recibir un tratamiento de aguas en Bath, en Inglaterra, y aún en el invierno del 76 volvió a Sandyknowe, para someterse a otra cura de aguas. 

En 1778, llegaba de nuevo en Edimburgo para seguir su formación y en octubre del año siguiente ingresó en la Royal High School. Allí, siguiendo su costumbre de caminar mucho, exploró, paso a paso, la ciudad y el campo en los alrededores. 

Solía leer muchos libros de tipo caballeresco, poesía y libros de historia y de viajes, aunque también recibía clases de aritmética y redacción, y aprendió atentamente la historia de la Iglesia de Escocia, desde el punto de vista de los Covenanters; presbiterianos escoceses. Precisamente los reformados de Escocia habían creado esta especie de alianza, en 1558 a raíz del intento de invasión por parte de Felipe II, con el envío de la Gran Armada.

Al terminar la escuela volvió a pasar seis meses con su tía Jenny en Kelso, un lugar próximo a la frontera, donde también asistió a la escuela de gramática local, aunque el dato de más trascendencia, es que allí conoció a James y John Ballantyne, que terminaron formando parte de su historia, al convertirse en sus socios comerciales e impresores de sus libros.

A los doce años, en 1783, empezó a estudiar autores clásicos, ya en la Universidad de Edimburgo, que abandonó a los quince, para trabajar como aprendiz en la oficina de su padre, para convertirse, con la práctica, en Writer to the Signet; una asociación de abogados escoceses.

Durante los años de universidad, también se hizo amigo de Adán Ferguson, hijo del profesor del mismo nombre que tenía un salón literario, en el que conoció al poeta ciego Thomas Blacklock, que no sólo le prestó muchos libros, sino que, además, le presentó al célebre James Macpherson, autor del famoso ciclo de poemas de Ossian
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Carta de Thomas Blacklock a Robert Burns

En esta carta, el Dr. Thomas Blacklock, el clérigo poeta ciego que vivía en Edimburgo, elogia la recién publicada edición de Kilmarnock de las obras de Burns. Garcias a ello, Burns decidió en el verano 1786 abandonar sus planes de emigrar a Jamaica y en cambio se fue a Edimburgo. Más tarde escribiría al Dr. John Moore, "la carta de Blacklock de septiembre de 1786 encendió tanto mi pasión que me fui a Edimburgo sin tener un solo conocido en la ciudad". La respuesta de Burns a este poema comenzaba, "...!su carta me hizo sentirme tan orgulloso!" El manuscrito fue puesto a disposición del biógrafo de Burns, James Currie y constituye la única evidencia de una amistad de importancia crucial para establecer la reputación poética de Burns.

Blacklock, Thomas, 1721-1791; Burns, Robert, 1759-1796; Correspondencia

Robert Burns, de Alexander Nasmyth. Scottish National Portrait Gallery

Se cuenta que cuando tenía 15 años, Scott vio al poeta escocés Robert Burns en los salones de Ferguson. El poeta hablaba de una ilustración del poema The Justice of the Peace, y preguntó si alguien sabía de quién era el poema. Sólo Scott supo contestar que era de John Langhorne (1735-1779). Burns le felicitó y Scott no lo olvidó nunca.

James Macpherson, by George Romney. NPG

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Las tradiciones orales de las Scottish Borders-fronteras escocesas siempre fascinaron a Scott, que se convirtió en un coleccionista casi obsesivo, escuchando a los narradores locales mientras tomaba notas con un método secreto, sin que ellos se apercibieran, ya que no creían que su historias sirvieran par ser escritas y, menos aún, para circular impresas.

A los 25 años empezó a escribir con proyectos definidos; tradujo obras del alemán, como las baladas de Gottfried August Bürger (1747-94), quien a su vez publicaba traducciones de poesía inglesa, Pero su trabajo más importante en este sentido fue el realizado con Los maravillosos viajes por tierra y por mar, guerra y divertidas aventuras del barón de Münchhausen de Rudolf Erich Raspe, que exageró hasta el infinito, personalizando las características del personaje hasta convertirlo en un icono.

Publicó después una serie de baladas en tres volúmenes, en las que cantaba lo que había escuchado desde pequeño: Poesía de la frontera escocesa - The Minstrelsy of the Scottish Border

Una copia del Minstrelsy de Scott en el Museo Nacional de Escocia

Se le describió en 1820 como alto y bien formado, aunque un tobillo y un pie le hacían caminar con dificultad. Ni gordo ni delgado; la frente muy alta, la nariz corta; el labio superior largo y la cara más bien redonda. La tez fresca y clara; ojos muy azules, astutos y penetrantes y el pelo, entonces blanco. Aunque caminaba mucho, cabalgando se sentía más libre. No queriendo considerar una carrera militar, se alistó como voluntario en el Primer Lothian and Border Yeomanry-Yeomanry de la Frontera. 

En un viaje al Distrito de los Lagos con antiguos compañeros universitarios, conoció a Charlotte Genevieve Charpentier, con la que se casó tres semanas después, justo el día de Nochebuena de 1797. Tuvieron cinco hijos, de los cuales cuatro vivían cuando Scott falleció. 

En sus primeros tiempos de matrimonio, pudo vivir holgadamente con sus ingresos como abogado; su salario como sheriff-depute; los fondos de su esposa; lo poco que percibía por la venta de sus libros y las rentas de una pequeña propiedad de su padre.

Tras el nacimiento de su tercer hijo, en 1801, la familia se instaló en una casa de tres pisos, construida para ellos en Edimburgo, donde residieron hasta 1826.

Desde 1798 pasaba los veranos en una cabaña en Lasswade, donde recibía invitados, entre ellos, algunos escritores ya consagrados. Al parecer fue allí y entonces, cuando empezó su verdadera carrera como autor y donde en 1804 alquiló una antigua casa con torre, en Ashestiel, cerca de Selkirk.

Al igual que su padre, fue masón, en la misma logia a la que aquel había pertenecido, aunque se unió a ella tras el fallecimiento de este.

En 1796, su amigo James Ballantyne fundó una imprenta en Kelso, en la frontera escocesa. Con él publicó Scott sus primeras obras, como Glenfinlas y La víspera de San Juan, que muy pronto atrajeron la atención pública. En 1805, The Lay of the Last Minstrel-Endechas del último Trovador, obtuvo un éxito espectacular con el que su carrera quedó definitivamente asentada.

         The way was long, the wind was cold,
         The Minstrel was infirm and old;

                El camino era largo, el viento era frío,
               El juglar estaba enfermo y viejo;
               Su mejilla marchita, y sus trenzas grises,
               Parecía haber conocido tiempos mejores;
               El arpa, era la única alegría que le quedaba,
… … …
              Era el último de los Bardos.

Scott con perro. 1808. John Horsburgh d'après Henry Raeburn

Publicó muchos otros poemas durante los siguientes diez años, incluyendo la popular The Lady of the Lake-La Dama del Lago, impreso en 1810 y ambientado en los Trossachs. 

Fragmentos de la traducción alemana de esta obra fueron puestos en música por Franz Schubert y una de sus canciones, "Ellens dritter Gesang", es la que conocemos como el Ave María, de Schubert.


Asimismo, el opus 108 de Beethoven, Veinticinco Canciones Escocesas, incluye 3 canciones populares, cuyas letras son de Walter Scott.

Marmion, publicado en 1808, contiene versos que se hicieron proverbiales. 


En 1809 Scott convenció a  los hermanos Ballantyne para que trasladaran su imprenta –de la que ya era socio– a Edimburgo-. Como político conservador, contribuyó a fundar el Tory Quarterly Review, una revista a la que hizo varias contribuciones económicas, aunque también  contribuyó con la Edinburgh Review, que defendía las opciones Whig.

En 1813 se le ofreció a Scott la distinción de Poeta Laureado, que rechazó porque no estaba conforme con anteriores laureados. Habló de ello con el duque de Buccleuch, que le aconsejó que conservara su independencia literaria. La distinción se ofreció entonces a Robert Southey, un amigo de Scott, también poeta romántico, de Bristol, que en ocasiones firmaba como Don Manuel Álvarez Espriella, para simular la visión de un extranjero. 

Aunque ya había alcanzado fama con la poesía, Scott prefirió seguir investigando tradiciones orales de las fronteras escocesas. De forma muy innovadora, pero con seudónimo, publicó su primera novela en 1745, titulada Waverley, sobre el levantamiento jacobita –el movimiento que pretendía restaurar en los tronos de Inglaterra y Escocia a los Stuart/Estuardo-, cuyo protagonista, Edward Waverley, era una especie de don Quijote, gran lector de romances, y representaba la imagen de un tío suyo, que como él y su padre, era Tory, pero que finalmente, se pasó a la causa de los Hannover, casándose con una muchacha respetable, en lugar de vivir como un rebelde, por lo que su anterior prometida terminaba su vida en un convento francés.

Durante los cinco años siguientes, creó nuevas historias que firmaba con nombres fingidos para que no afectaran a su celebridad como poeta, a pesar de lo cual, parece ser que su identidad era suficientemente conocida, aunque oficialmente la mantuvo en secreto, se cree que por temor a que su padre desaprobara su afición novelística, su seudónimo más conocido el de The Wizard of the North / El Mago del Norte.

En 1815 recibió el honor de ser invitado por el entonces príncipe regente, que después se convertiría en Georges IV de Hannover, que mostró gran interés por conocer al autor de Waverley.

Sir Walter Scott,  pintado por Sir William Allan

La serie publicada en 1819, Tales of my Landlord / Historias de mi Posadero, se considera como una especie de continuación de las novelas de Waverley, cuya intención era dar a conocer la vida regional escocesa. Entre estos relatos destaca The Bride of Lammermoor – La Novia de Lamermoor, basada, según parece, en hechos reales, ocurridos 150 años antes en las colinas de Lammermuiren y más dramáticos que los sufridos por los amantes de Verona.

Eugène Delacroix autorretratado como el atribulado novio Edgar Ravenswood, 
en Lammermoor de Scott. 1821. Louvre

Edgar y Lucie en el pozo de Mermaiden. Charles Robert Leslie (1886)
Lucie, la Novia de Lammermoor lleva un Kilt escocés

Entre los Tales of my Landlord, se incluye la famosa novela Old Mortality – Eterna Mortalidad, ambientada en 1679-89 sobre la brutal campaña anti-Covenant, del vizconde Tory al que Scott llama Bonnie Dundee

Los Covenanters apoyaron la Restauración de Carlos II –Estuardo-, ante la promesa de este de que apoyaría a los presbiterianos. Pero Carlos II no sólo adoptó el culto episcopaliano, sino que estableció drásticos castigos para los presbiterianos, destituyendo a 270 ministros que se negaron a jurarle lealtad. 

La experiencia de Scott como abogado le proporcionó diversas perspectivas muy documentadas ya que la novela se desarrolla antes de la implantación del Act of Union - Acta de Unión, de 1707, y refleja el sempiterno enfrentamiento entre la monarquía absoluta, en este caso, de los Stuart, y la jurisdicción de los tribunales, con el derecho de Habeas Corpus, aprobado por el Parlamento Inglés, en 1679, en evitación de arrestos arbitrarios.

Precisamente, una referencia al Habeas Corpus subyace en la siguiente novela de Scott, Ivanhoe, ambientada en la época de la creación de la Carta Magna de derechos, arrancada literalmente a Juan Sin Tierra, que los políticos conservadores, como Walter Scott consideraban como un derecho arraigado en la costumbre y un claro precedente de la legislación británica.

Ivanhoe se desarrolla en el siglo XII y en la leyenda de Robin Hood y describe la cruel tiranía de los señores normandos sobre los empobrecidos sajones representados por Rowena y Locksley –el Robin Hood de Scott-. Cuando ambos son encarcelados por un barón normando, Scott escribe:

Es doloroso pensar que esos valerosos barones, a cuya posición contra la corona debían su existencia las libertades de Inglaterra, se convirtiesen, ellos mismos, en terribles opresores, capaces de excesos contrarios no sólo a las leyes de Inglaterra, sino a las de la naturaleza y la humanidad. Pero, por desgracia ... la ficción difícilmente puede alcanzar la oscura realidad de los horrores de la época. (Capítulo 24.33)

Scott era un nostálgico de la época de la Carta Magna, aunque la cambia de marco temporal e histórico. La realidad es que Ivanhoe apareció cuando el Parlamento inglés, temeroso del ejemplo francés, había aprobado la suspensión del derecho de Habeas Corpus, lo que no dice nada bueno en favor de ningún gobierno, y que además, fue acompañada de otras medidas extremadamente represivas.

En Ivanhoe también resulta destacable la actitud tolerante de Scott en el terreno religioso, ya que su protagonista judía, Rebecca, si bien no puede casarse con Ivanhoe, tampoco es obligada a abandonar su religión. En aquel momento se trataba de la Emancipation of the Jews in England - Emancipación de los Judíos en Inglaterra, hasta entonces, despojados de derechos civiles.

La creciente fama de Scott como intérprete ecuánime, de la historia, impresionó positivamente al Príncipe Regente, futuro George IV, quien le dio permiso para investigar sobre el paradero de las Joyas de la Corona -Crown Jewels; Honours of Scotland-, que durante el Protectorado había sido escondidas, pero que, sin embargo, se usaron en la Coronación de Carlos II.

Posteriormente, se guardaron en el castillo de Edimburgo, en una gran caja cerrada con varias llaves, que no se había abierto en cien años, lo que dio lugar a habladurías sobre su desaparición, o quizás, su sustracción. Scott, ayudado por algunos militares, las encontró en las bodegas del Castillo de Edimburgo, por lo que el regente, agradecido, le concedió el título de baronet, añadiendo el “Sir” a su nombre, en marzo de 1820.

Cuando George IV fue coronado, el Consejo Municipal de Edimburgo pidió a Scott, por sugerencia del propio monarca, que organizara su visita a Escocia.

Scott ideó un gran espectáculo, con el que se proponía impresionar al rey y a la vez, suavizar las diferencias que mantenía desestabilizada la sociedad escocesa. Jorge apareció en público vestido con tartán, siendo recibido por la mayoría llevando la misma prenda, proscrita desde de la rebelión de 1745 contra los ingleses. A partir de entonces se convirtió definitivamente en un símbolo de la identidad escocesa.

Georg IV in kilt during his visit to Scotland, by David Wilkie. Royal Collection

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En 1825, la crisis bancaria en el Reino Unido, resultó la ruina para la imprenta Ballantyne, de la que Scott era entonces el único accionista, pero levantó la deuda hipotecando sus bienes personales, tras rechazar las ayudas ofrecidas por admiradores, en incluso por el rey, y siguió escribiendo sin descanso, lo que dice mucho de su deseo de mantener una independencia de criterio. Escribió entonces una biografía de Napoleón.

En 1827 Scott reconoció finalmente que era el autor de las novelas de Waverley

Hacia 1831 su salud decaía, pero aun así emprendió un viaje por Europa, siendo muy bien acogido en todos los lugares que visitaba. Volvió a Escocia en el otoño de 1832, justo durante una epidemia de tifus, que contrajo, y que le causó la muerte. 

Al fallecer aún no había saldado su deuda, pero sus libros se seguían vendiendo y las cargas sobre sus bienes quedaron saldadas muy pronto, conformando un notable patrimonio que heredó su hijo, llamado como él.

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W. Scott con su gato Hinks, de John Watson Gordon 

Scott se reunió un día con el arzobispo de Toronto, Naples y le dijo: -Debe perdonar mi pasión por los gatos, pero nunca los excluyo de mi comedor y verá que son una excelente compañía. 

Entre el primer y el segundo plato, se abrió la puerta y entraron varios grandes gatos de angora: Pantalone, Desdémona y Othello. Se sentaron en la sillas cerca de las mesas y permanecieron tan silenciosos, inmóviles y educados como la mesa más bonita de Londres. 
Relato de Lady Morgan

Los gatos son misteriosos –decía Scott-, pasa más por su mente de lo que nunca podríamos imaginarnos

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Scott fue enterrado en la Abadía de Dryburgh, donde estaban depositados los restos de su esposa

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