domingo, 13 de marzo de 2016

ELIOT T.S. • 2 • EL TIEMPO INMORTAL • TIERRA YERMA • THE WASTE LAND

Sobre ELIOT:

ELLIOT, T.S. •3• EL TIEMPO INMORTAL

· FOUR QUARTETS – CUATROCUARTETOS


1910? 22 años


En la percepción de T.S.Eliot, Shakespeare ofrece la mayor amplitud de la pasión humana; Dante, la mayor altura y la mayor profundidad.

¿Significan estos extremos la perfección? Es evidente que, más allá del terreno literario, no. Ni siquiera implican felicidad, ni aún un buen pasar por la vida. Significan que el ser humano es muy imperfecto; capaz de crear, pero también de destruir, no solo lo que crea, sino también lo que encuentra, ya creado. 

El poema, sin las notas del autor, se publicó en el Reino Unido en el primer número de la revista The Criterion, en octubre de 1922.

El dramaturgo y el poeta tienen en común la capacidad de mostrar esta realidad por medio de su creación literaria, con escritos hermosos y avasalladores en los cuales nos reconocemos, dentro del mismo, o distinto decorado; al fin y al cabo, la guerra, o más bien, las guerras que jalonaron la vida de Eliot (no menos las de Shakespeare y Dante) en realidad fueron siempre la misma guerra.

Nos reconocemos, ciertamente, como seres apasionados, que podemos alcanzar enorme altura y también descender a la mayor profundidad, sin saber si seremos o no curados por la κάθαρσις (katarsis) purificadora, que nos libere del terror y la ignorancia una vez que los hemos identificado, a través de la poesía en este caso, como parte de nuestra naturaleza, y no de las menos imperativas. Cada instante –concluirá Eliot–, es una nueva y espantosa valoración de todo lo que hemos sido.

Ni Eliot, ni Shakespeare, ni Dante tienen la solución, pero sí es posible que entre todos, constituyan una forma de iniciar el camino, mostrando, como escribió Yiorgos Seferis -el gran poeta griego, reconocido admirador de Eliot, citando a Platón:

Y el alma, si quiere conocerse, en otra alma debe mirarse.
Al extraño y al enemigo los vemos en el espejo.

La experiencia pasada revivida en el significado no es la experiencia de una sola vida, sino de múltiples generaciones–, añadirá Eliot. 

En Estados Unidos, en noviembre de 1922, la revista Dial, tras otorgar a Eliot un premio de 2000 dólares “en reconocimiento de su servicio a las letras” incluyó el poema en su número 73.

Quizás, sólo después de reconocernos sin falsos velos ni disculpas, a través de los ojos ajenos, –los del poeta en la presente circunstancia–, o quizás en el propio espejo que él nos brinda, podríamos, quizás, hay que repetirlo, emprender el camino de la curación – redención – exoneración – liberación – salvación… en fin, no faltan palabras, aunque, al efecto, representarían todas la misma esperanza; la respuesta a aquel "por qué", que Eliot nos pedía que no peguntáramos.

Eliot se debate entre la necesidad de creer y la evidencia de la nada, es decir, que siente y describe: una intensa y poderosa atracción hacia la belleza, y una igualmente intensa fascinación por la fealdad, la cual contrasta con la anterior y la destruye. …an intensely strong attraction toward beauty and an equally intense fascination by the ugliness which is contrasted with it and which destroys it–.Tradition and Individual Talent, en The Sacred Wood, de 1920.

La primera edición en libro, salió en la Ciudad de Nueva York en diciembre de 1922, de la mano de Horace Liveright, e incluía las notas del autor.

Para conjurar la fealdad –en el terreno poético, y tal vez también en el personal–, Eliot compuso algunos poemas de un carácter religioso, tirando a medieval, –de los que ya hemos hablado, como El Viaje de los Magos, The Rock, o Ash Wednesday -Miércoles de Ceniza–, cuyo mensaje, francamente, no parece haber digerido él mismo, porque nunca dejó de navegar, buscando un puerto seguro que le salvara de su amenazador entorno. 

Because I do not hope to turn again
Because I do not hope
Because I do not hope to turn…
I no longer strive to strive towards such things.

                                   Porque no espero volver otra vez
                                   Porque no espero
                                   Porque no espero volver…
                                   Ya no me esfuerzo por esforzarme en tales cosas.

And even among these rocks
Sister, mother
And spirit of the river, spirit of the sea,
Suffer me not to be separated

                                   E incluso entre estas rocas
                                   Hermana, madre
                                   Y espíritu del río, espíritu del mar,
                                   No permitas que me aleje…


Veamos, pues, cómo nos muestra Eliot la imagen del espejo, la suya y la nuestra, un vez que nos hemos convertido en sus cómplices a través de la magia poética: Vamos, pues, tú y yo– como escribió en Prufrock.

Todo lo dicho implica fundamentalmente a la poesía como medio de comunicación y acaso de información, aunque no necesariamente hay que creer que en ella se ofrezca el alma del escritor, sino, en todo caso, algunos de sus matices; quizás una imagen y/o más específicamente, la que él deseaba –o, necesitaba–, alcanzar y ofrecer de sí mismo. Por eso es tan necesaria la crítica. 

Eliot es, en este sentido claramente dual: innovador en la forma, a la vez que tradicional, y subjetivo además de impersonal, en el contenido, si bien, esto último sólo hasta cierto punto, ya que no parece posible, a pesar de la necesaria despersonalización, evitar que los fantasmas más inoportunos vaguen entre los versos mejor construidos.


Así pues, podríamos preguntarnos, finalmente, si los valores que, a pesar de su voluntaria ambigüedad, el poeta Eliot busca –ángeles-, o rechaza –demonios-, con la herramienta de unos versos escritos al principio del siglo XX, son los mismos que el lector busca o rechaza un siglo después. Y la respuesta más probable, puesto que su obra sigue vigente, es afirmativa, aunque es posible que los conceptos necesiten ser nuevamente definidos o acaso se llamen de otra manera.

Tras una drástica limpieza llevada a cabo por Ezra Pound, quien, al parecer, eliminó algunos recursos expresivos que le parecieron artificiosos, más algunas referencias demasiado explícitas a la conversión de Eliot, The Waste Land salió a la luz en 1922.

El poeta habló de este poema con sorprendente sinceridad, si consideramos que estaba contrariando lo que, en cierto modo, se esperaba de él: Varios críticos me han hecho el honor de interpretar el poema en términos de una crítica al mundo contemporáneo; de hecho lo han considerado como una importante muestra de crítica social. Para mí supuso solo el alivio de una personal y totalmente insignificante queja contra la vida; no es más que un trozo de rítmico lamento.


En septiembre de 1923, la Hogarth Press, dirigida por Leonard y Virginia Wolf y especializada en ediciones bibliófilas, lanzó la primera edición británica en libro, con una tirada de de unos 450 ejemplares.



TIERRA YERMA (1)

"NAM Sibyllam quidem Cumis ego ipse oculis meis
vidi in ampulla pendere, et cum illi pueri dicerent:
Σίβυλλα τί θέλεις; respondebat illa: ἀποθανεῖν θέλω." (2)

                     “Con mis propios ojos a la Sibila Cumea
                     vi dentro de una redoma colgada, y cuando los niños decían:
                     Sibila, ¿qué quieres?, ella respondía: Morir quiero.”
                     Petronio, Satiricón.

                                         For Ezra Pound           Para Ezra Pound
                                         il miglior fabbro. (3)    el mejor artesano




I. EL ENTIERRO DE LOS MUERTOS

ABRIL es el mes más cruel, cría
lilas en tierra muerta, mezcla
memoria y deseo, remueve
mustias raíces con lluvia de primavera.
El invierno nos mantuvo cálidos, cubriendo
tierra con nieve olvidadiza, alimentando
una pequeña vida con raíces secas,
el verano nos sorprendió, viniendo de Starnbergersee (4)
con un baño de lluvia; nos paramos en los soportales
y seguimos con el sol, por el Hofgarten, (5)
y tomamos café. y charlamos una hora.
Bin gar keine Russin, stamm’aus Litauen, echt deutsch. (6)
Y cuando éramos niños, viviendo con el archiduque
mi primo, me llevó en trineo,
yo estaba asustada. Él dijo, Marie,
Marie, agárrate fuerte. Y fuimos para abajo.
En las montañas te sientes libre.
Leo, la mayor parte de la noche, y voy al sur en invierno.

¿Cuáles son las raíces que prenden, qué ramas crecen
en esta pedregosa basura? Hijo de hombre, (7)
no puedes decir, o adivinar, porque sólo conoces
un montón de imágenes rotas, que el sol bate,
y el árbol muerto no cobija, el grillo no alivia, (8)
y de la roca seca no mana agua. Sólo
hay una sombra bajo esta roca roja,
(Ven bajo la sombra de esta roca roja),
y te mostraré algo distinto a todo
tu sombra por la mañana a grandes pasos tras de ti
o tu sombra por la tarde creciendo para alcanzarte;
te mostraré el miedo en un puñado de polvo, (9)

Frisch weht der Wind - Fresco sopla el viento
Der Heimat zu - en la tierra natal
Mein Irisch Kind - Mi niño irlandés
Wo weilest du? - ¿dónde estás ahora? (10)
“Me diste jacintos por primera vez hace un año;
me llamaron la chica de los jacintos.”
-Pero cuando volvíamos, tarde, del jardín de jacintos,
tus brazos llenos y tu pelo húmedo, no pude
hablar, y me fallaron los ojos, no estaba, ni
vivo ni muerto, y no sabía nada,
mirando en el corazón de luz, el silencio.
Oed’und leer das Meer – Vacío y desierto, el mar… (11).

Madame Sosostris, famosa clarividente,
tenía un mal catarro, sin embargo
es conocida como la mujer más sabia de Europa,
con una siniestra baraja. Aquí, dice, (12)
está tu carta, el marino fenicio ahogado,
(Esto son las perlas que fueron sus ojos. ¡Mira!
Aquí está Belladona, la Señora de las Rocas,
la señora de las circunstancias.
Aquí está el hombre de los tres bastos, y aquí, la Rueda,
y aquí está el mercader tuerto, y esta carta,
la blanca, es algo que lleva a sus espaldas,
pero me está prohibido verlo. No encuentro
al Hombre Ahorcado. Teme la muerte por agua.
Veo multitudes caminando en círculo.
Gracias. Si ve a la querida señora Equitone,
dígale que le llevarñé el horóscopo yo misma:
Uno debe tener mucho cuidado en estos tiempos.

Ciudad irreal, (13)
bajo la parda niebla del invierno,
una multitud fluía sobre el London Bridge, tantos,
nunca pensé que la muerte hubiera destruido a tantos. (14)
suspiros, cortos e infrecuentes, exhalaron,
y cada hombre fijaba la mirada ante sus pies.
Ascendían por la colina y bajaban por King William Street,
hacia donde Saint Mary Wollnoth se ocupa de dar las horas
con un sonido muerto al golpe final de las nueve.
Allí vi a uno que conocía, y le paré, gritando: “¡Stetson!
Estabas conmigo en los barcos de Mylae! (15)
“Aquel cadáver que plantaste el año pasado en tu jardín,
“¿Ha empezado a brotar? ¿Florecerá este año?
“¿O la inesperada escarcha destruyó su lecho?
“¡Ah! Mantén lejos al Perro, ese amigo de los hombres,
“¡O con sus uñas volverá a desenterrarlo!
“¡Tú! ¡Hypocrite lecteur, mon semblable, mon frère!» (16)



II. UNA PARTIDA DE AJEDREZ

La silla en la que está sentada es como un reluciente trono, (17)
brilla en el mármol, donde el espejo
sobre estandarte repujado con vides
desde observa un dorado Cupido
(Otro esconde los ojos detrás del ala)
Se duplica el resplandor del candelabro de siete brazos
al refleejar su luz en la mesa mientras
el brillo de las joyas sale a su encuentro,
desde el estuche de satén vertidas en rica profusión;
en frascos de marfil y vidrio coloreado
destapados, acechando sus raros sintéticos perfumes,
ungüentos, en polvo o líquidos –perturbadores, confusos
que ahogaban los sentidos con su aroma; expandidos por el aire
que refrescaba la ventana; ascendían
engrosando las largas llamas de las velas
ahumando los artesonados laqueados, (18)
oscureciendo los adornos del techo.
Un bosque de mar de cobre
arde, verde y naranja, enmarcado en piedra policromada,
en cuya triste luz nada un tallado delfín.
Sobre la campana de la antigua chimenea se mostraba,
como ventana abierta a una silvestre escena (19)
la transformación de Philomela, (20) por el bárbaro rey
tan rudamente forzada; y aun así, allí el reuiseñor
llenaba el desierto con inviolable voz
pero aún ella gritaba y el mundo seguía,
“yag yag” en sucios oídos.
Y otros marchitos tocones de tiempo
repetían las paredes, curiosas formas
sobresalían, inclinadas, silenciando la cerrada habitación.
Se arrastran pasos por la escalera.
A la luz del hogar, bajo el cepillo, su cabello
se expandía en ardientes puntas
encendidos en palabras y después salvajemente quietos.

“Tengo mal los nervios esta noche. Sí, mal. Quédate conmigo.
Háblame. ¿Por qué no hablas nunca? Habla.
¿En qué estás pensando? ¿Qué piensas? ¿Qué?
Nunca sé lo que estás pensando. Piensa.”

Pienso que estamos en un camino de ratas
donde los muertos perdieron sus huesos.

“¿Qué es ese ruido?”
                               El viento bajo la puerta.
“¿Qué es ese ruido ahora? ¿Qué hace el viento?
                 Nada. Otra vez, nada.
                                                 “¿Tú
no sabes nada?” ¿No ves nada? ¿No recuerdas
“Nada”?

                Recuerdo
que son perlas lo que fueron sus ojos.
“¿Estás vivo, o no?” “¿Es que no hay nada en tu cabeza?”
                                                                                 Pero
Oh, oh, oh, oh, ese rag shakespeariano,
es tan elegante
tan inteligente
“¿Qué voy a hacer ahora?” “¿Qué haré?”
“Saldré corriendo, tal como estoy, a andar por la calle
así, con el pelo suelto. ¿Qué haremos mañana?
¿Qué haremos siempre?
                                         Agua caliente a las diez.
Y si llueve, un coche cerrado a las cuatro.
Y jugaremos una partida de ajedrez,
frotando ojos sin párpados esperando que llamen a la puerta. (21)

Cuando el marido de Lil fue desmovilizado, le dije –
No suavicé las palabras, yo misma se lo dije,

DEPRISA, POR FAVOR, QUE YA ES HORA

Albert está a punto de volver, arréglate un poco.
Querrá saber lo que hiciste con el dinero que te dio
para arreglarte los dientes. Te lo dio, yo estaba allí.
Sácatelos todos, Lil y ponte unos bonitos,
eso dijo, lo juro, no soporto verte.
Yo tampoco puedo, dije, piensa en el pobre Albert,
ha estado en el ejército cuatro años, ahora querrá algo mejor.
Y si tú no se lo das, otras lo harán, dije.
Ah, ¿se trata de eso?, dijo ella, Algo hay, contesté.
Entonces sabré a quién agradecérselo, dijo, y me miró fijamente.

DEPRISA, POR FAVOR, QUE YA ES HORA

Si esto no te gusta, tendrás que soportarlo, le dije.
Otras pueden escoger y elegir si tú no puedes. 
Pero si Albert se va, que no sea porque no te lo he dicho.
Deberías avergonzarte, dije de parecer tan antigua.
(Aunque sólo tenía treinta y uno.)
No puedo evitarlo. dijo, poniendo cara larga,
Son las píldoras que tomé para abortar. 
(Ya tiene cinco, y casi se muere cuando nació George.) 
El boticario dijo que nada pasaría, pero ya nunca volví a ser la misma. 
Eres una verdadera tonta, le dije. 
Bueno, si Albert no quiere dejarte en paz, ese es el resultado. 
¿Para qué te casaste si no quieres hijos? 

DEPRISA POR FAVOR QUE YA ES HORA 

Bueno, aquel domingo Alberto estaba en casa, tenían jamón 
y me invitaron a cenar, para que lo probara bueno y caliente— 

DEPRISA POR FAVOR QUE YA ES HORA 

DEPRISA POR FAVOR QUE YA ES HORA 

Buena noche Bill. Buena noche Lou. Buena noche May. Buenanoche.
Ta ta. Buena noche. Buena noche.  
Buenas noches, señoras, buenas noches, dulces señoras, buenas noches, buenas noches. 



III. EL SERMÓN DE FUEGO

Se ha roto la tienda del río: los últimos dedos de las hojas 
prenden y se hunden en la húmeda orilla. El viento 
cruza en silencio la parda tierra. Las ninfas se han ido.
Dulce Támesis, fluye suavemente, hasta que termine mi canto. (22)
El río no arrastra botellas vacías, papeles de sandwiches, 
Pañuelos de seda, cajas de cartón, colillas de cigarros 
u otros testigos de noches estivales. Las ninfas  se han marchado. 
Y sus amigos, los perezosos herederos de gobernantes de la ciudad— 
Se han ido sin dejar direcciones. 
A orillas del Leman me senté a llorar... 
Dulce Támesis, fluye suavemente, hasta que termine mi canto, 
Dulce Támesis, fluye suavemente, pues no hablo ni alto ni mucho. 
Pero a mi espalda oigo, en una ráfaga helada, 
el chocar de los huesos, y las risas ahogadas se esparcen de oído en oído. 

Suavemente entre los matorrales apareció un ratón 
deslizando su viscosa tripa por la orilla 
mientras pescaba en el manso canal 
en una noche de invierno detrás de la gasolinera
meditando sobre la caida del rey, mi hermano, 
y sobre la muerte de mi padre, el rey. (23)
Blancos cuerpos desnudos, tierra abajo, en la humedad, 
y huesos depositados en una seca, reducida buhardilla, 
año tras año pisados solamente por la pata del ratón. 
Pero de vez en cuando oigo a mi espalda 
el ruido de bocinas y motores que han de llevar 
a Sweeney, en la primavera, a Mrs. Porter. 
Ah, la luna brillaba sobre Mrs. Porter 
y su hija
Ellas se lavan los pies con agua tónica 
Et O ces voix d‛enfants, chantant dans la coupole!

Twit twit twit 
Yag yag yag yag yag yag 
Tan rudamente forzada. 
Tereu 

Ciudad Irreal 
bajo la parda niebla de un mediodía de invierno 
Mr. Eugénides, el mercader de Esmirna 
sin afeitar, con un bolsillo lleno de grosellas  
C.i.f. Londres: los documentos a la vista, 
me invitó en francés demótico 
a almorzar en el Cannon Street Hotel 
y a pasar un fin de semana en el Metropole. 

A la hora violeta, cuando los ojos y la espalda
separamos del escritorio, cuando la máquina humana espera 
como un taxi que espera vibrando, 

yo, Tiresias, aunque ciego, palpitando entre dos vidas, (24)
anciano con arrugados pechos de mujer, puedo ver 
a la hora violeta, la hora vespertina que nos lleva
a casa y devuelve el marinero al hogar, 
la mecanógrafa en su casa, a la hora del té, recoge el desayuno, enciende 
su estufa y saca alimentos enlatados. 
Fuera, en la ventana, peligrosamente tendidas
sus combinaciones secadas con los últimos rayos de sol
se apilan en el diván (por la noche, su cama)
medias, zapatillas, camisolas y sostenes.

Yo, Tiresias, anciano de pecho arrugado 
percibí la escena, y predije el resto— 
yo también aguardaba al huésped esperado.  
Él, el joven purulento, llega, 
agente secretario de una pequeña casa comercial, con altanera mirada, 
uno de esos nadie a los que la arrogancia sienta 
como un sombrero de seda a un millonario de Bradford. 
Ahora el tiempo es propicio y, como él imagina, 
la cena ha terminado y ella está cansada y aburrida. 
Se esfuerza por atraerla con caricias 
que si no son reprobadas, sí son indeseadas. 
Decidido y ardiente, él la asalta de inmediato; 
y sus manos exploran sin hallar resistencia; 
su vanidad no necesita respuesta, 
y da la bienvenida a  la indiferencia. 

(Y yo, Tiresias, he sufrido antes todo 
lo ocurrido en este mismo diván o cama; 
Yo, que en Tebas estuve sentado junto a la muralla
y caminé entre los más inferiores muertos.) 
Le otorga un último beso protector 
y palpa su camino hallando escaleras sin luz... 

Ella se vuelve y mira un momento en el espejo, 
apenas consciente de que su amante se ha ido;  
su cerebro le deja pasar un pensamiento medio formado: 
“Bueno, ahora que está hecho. Me alegro de que haya terminado.’ 
Cuando una encantadora mujer enloquece y (25)
pasea de nuevo por su cuarto, sola, 
se alisa el pelo mecánicamente,
y pone un disco en el gramófono. 

“Esta música se deslizó junto a mí sobre las aguas” (26)
Y a lo largo del Strand; Queen Victoria Street arriba. 
Oh Ciudad ciudad, a veces puedo escuchar 
junto a un bar de Lower Thames Street, 
el dulce lamento de una mandolina 
y el ruido de voces que sale de allí, 
donde los vendedores de pescado descansan al mediodía; donde los muros 
de Magnus Mártir conservan (27)
Inexplicable esplendor Jónico blanco y oro. 

El río suda 
Aceite y alquitrán 
Las barcas a la deriva 
Con la marea cambiante 
Rojas velas
anchas
A sotavento, se mecen en el pesado mástil.
Las barcazas sumergen 
Troncos a la deriva 
Greenwich abajo
pasada Isle of Dogs. 
Weialala leia 
Wallala leialala 
Elizabeth y Leicester (28)
Batiendo los remos
La popa parecía
Una concha dorada
Roja y oro 
El ligero oleaje 
se rizaba entre las dos orillas 
El viento del suroeste 
Llevó corriente abajo 
El doblar de las campanas 
Blancas torres 
   Weialala leia 
Wallala leialala 

“Tranvías y árboles polvorientos. 
Highbury me dio la vida. Richmond y Kew (29)
me deshicieron. En Richmond levanté las rodillas 
tendida boca arriba en el fondo de una estrecha canoa.”

“Mis pies están en Moorgate, y mi corazón 
bajo mis pies. Después de lo ocurrido 
lloró. Prometió “volver a empezar”. 
No hice comentarios. ¿De qué podía quejarme?” 

En Margate Sands 
No puedo relacionar
Nada con nada 
Las uñas rotas de manos sucias. 
Mi gente sencilla gente que espera
Nada,”
la la 

A Cartago llegué entonces (30)
ardiendo ardiendo ardiendo ardiendo (31)
Oh Señor Tú me lo quitaste todo (32)
Oh Señor Tú me lo quitaste
ardiendo



IV. MUERTE POR AGUA

Flebas el fenicio, muerto hace quince noches, 
olvidó el grito de las gaviotas, y el hincharse del mar profundo 
y la ganancia y la pérdida. 
Una corriente submarina 
recogió  sus huesos en susurros. Mientras se elevaba y caía 
pasó las etapas de su madurez y juventud 
entrando al remolino. 
Gentil o judío 
Oh tú que giras el timón mirando a barlovento, 
considera a Flebas: que una vez fue bello y alto como tú. 



V. LO QUE DIJO EL TRUENO (33)

Después de la roja luz de antorchas en rostros sudorosos 
después del silencio helado en los jardines 
después de la agonía en los pedregales 
el grito y el llanto
prisión y palacio y reverberación 
del trueno de primavera sobre distantes montañas 
el que antes vivía está ahora muerto 
los que estábamos vivos estamos muriendo ahora 
con un poco de paciencia

Aquí no hay agua sólo roca 
Roca y no agua y el camino de arena 
El sinuosos camino que asciende entre las montañas 
que son montañas de roca sin agua 
Si hubiera agua pararíamos a beber
Entre las rocas no se puede parar a beber 
El sudor seco y los pies en la arena 
Si al menos hubiera agua entre las rocas 
Montaña muerta boca de dientes cariados que no puede escupir 
Aquí no puede uno ni estar de pie ni tumbarse ni sentarse 
Ni siquiera hay silencio en las montañas 
si no es el estéril trueno sin lluvia 
Ni siquiera hay soledad en las montañas 
sólo caras enrojecidas y hostiles que desdeñan y gruñen
desde puertas de casas con muros agrietados
Si hubiese agua 
y no roca 
Si hubiese roca 
y también agua 
Y agua 
Un manantial
Un charco entre la roca 
Si al menos hubiera sonido de agua 
No la cigarra 
Ni la yerba seca cantando
Sino sonido de agua sobre una roca
Donde el tordo ermitaño canta entre los pinos (35)
Drip drop drip drop drop drop drop 
Pero no hay agua 

¿Quién es el tercero que camina siempre a tu lado? 
Cuando cuento, sólo somos tú y yo juntos 
Pero cuando miro adelante en el blanco camino 
Siempre hay otro que camina a tu lado (35)
Deslizándose envuelto en una manto oscuro, con capucha 
No sé si es hombre o mujer 
—Pero ¿quién es ese que va del otro lado? 
Qué es ese sonido arriba en el aire 
Murmullo de lamento maternal 
Quienes son esas encapuchadas hordas que pululan 
en llanuras sin fin, trepando en la tierra agrietada 
sólo cercada por el plano horizonte 
Qué ciudad es esa en las montañas 
Crujen y cambian y estallan en el aire violeta 
torres cayendo 
Jerusalén Atenas Alejandría 
Viena Londres 
Irreal 

Una mujer tensó su larga negra y densa melena
y tocó un susurro musical en esas cuerdas 
y murciélagos con caras de bebé en la luz violeta 
silbaron, y batieron sus alas  
y cabeza abajo se escurrieron por un muro ennegrecido 
En el aire había torres invertidas 
tañendo reminiscentes campanas, guardianas de las horas 
y voces que cantaban en cisternas vacías y pozos agotados 

En esta deteriorado hueco entre las montañas
En la leve luz de luna, la hierba canta
sobre tumbas destruidas, en torno a la capilla 
Ahí está la capilla vacía, sólo hogar del viento. 
No tiene ventanas, y la puerta golpea. 
Los huesos secos no dañan a nadie.  
Un gallo asoma en la viga del techo 
Co co rico co co rico
en un destello de luz. Después, una ráfaga húmeda 
trajo la lluvia. 
Ganga estaba sumergido, y las débiles hojas 
esperaban la lluvia, mientras las negras nubes 
reunidas a lo lejos, sobre Himavant. 
La jungla se dobla, encorvada en silencio. 
Luego habla el trueno 
DA 
Datta: ¿qué hemos dado? (36)
Amigo mío, la sangre sacude mi corazón 
El terrible pensamiento de rendirse un instante 
Lo que una edad de prudencia nunca puede desdecir 
Por esto y sólo por esto hemos existido
lo cual no se hallará en nuestros obituarios 
o en memorias tejidas por la araña bienhechora 
ni bajo sellos rotos por el flaco procurador 
en nuestros habitaciones vacías. 
DA  
Dayadhvam: He oído la llave (37)
girar en la puerta una vez y girar sólo una vez 
pensamos en la llave, cada quien en su prisión 
Pensando en la llave, cada cual confirma una prisión 
Sólo al caer la noche, etéreos rumores 
reviven un instante un Coriolano (38) roto
DA 
Damyata: El barco respondió 
alegre a la mano experta en vela y remo 
El mar estaba en calma, tu corazón habría respondido 
alegre, al ser invitado, palpitando obediente 
a manos controladoras

Me senté en la orilla 
pescando, con la árida llanura a mi espalda 
¿Pondré finalmente mis tierras en orden? 

El London Bridge se está cayendo cayendo cayendo 

Poi s’ascose nel foco che gli afina (39)
Quando fiam uti chelidon -Oh golondrina golondrina 
Le Prince d’Aquitaine à la tour abolie (40)
Estos fragmentos he apuntalado contra mis ruinas
Después os obligaré. Jerónimo está loco otra vez. 
Datta. Dayadhvam. Damyata. 

Shantih Shantih Shantih (41)

· · ·

NOTAS del autor 
(Con pequeñas aclaraciones complementarias).


1 Eliot se refirió a dos obras que había tenido presentes cuando creaba este poema: From Ritual to Romance, de Jessie L. Weston; sobre la leyenda del Grial, y The Golden Bough – La Rama Dorada, de James Frazier. Cualquiera que conozca estas obras, reconocerá inmediatamente –terminaba-, las referencias a ambos en The Waste Land.
2 Por un don de Apolo, la Sibila Cumea no moriría, pero no pidió al dios la eterna juventud, y su cuerpo empezó a consumirse después de varias vidas. En el momento al que se refiere el verso, ya sólo era un puñado de polvo en un frasco colgado de un gancho. Petronio, Satiricón. Cena de Trimalquion, Cap. XLVIII (Nota del Blog).
3...fu miglior fabbro del parlar materno. Dante. Divina Comedia. Purgatorio, XXVI, 127
4 Lago próximo a la ciudad de Múnich.
5 Parque de Múnich. 
6 No soy rusa, mi estirpe es lituana; (soy) alemana auténtica.
7 Ezequiel 2,7
8 Eclesiastés, 12,5
9 Devociones, de John Donne.
10 Tristán e Isolda, I, vv 5-8 (Ópera de Wagner basada en el romance de Godofredo de Estrasburgo.)
11 Tristán e Isolda,  III, verso 24
12 “No estoy familiarizado con la constitución exacta de los naipes del Tarot, del que obviamente he usado para satisfacer mi propia conveniencia. El Ahorcado, que aparece en el mazo tradicional, sirve a mi propósito en dos maneras: porque lo asocio en mi mente con el Dios Ahorcado de Frazer, y porque lo relaciono con la figura encapuchada en el pasaje de los discípulos de Emaús en la Parte V. El Marino Fenicio y el Comerciante aparecen más tarde; también las “multitudes”, y la Muerte por Agua se cumple en la Parte IV. Al Hombre de los Tres Bastos (naipe auténtico del Tarot) lo asocio, muy arbitrariamente, con el propio Rey Pescador. (Nota literal de Eliot).
13 Baudelaire: Les sept Vieillards (Dedicado a Víctor Hugo). Fourmillante cité, cité pleine de rêves, Où le spectre en plein jour raccroche le passant. Ciudad bulliciosa, ciudad llena de sueños, donde a plena luz del día el espectro se cuelga del que pasa.
14 Inferno III, 55–57: "si lunga tratta / di gente, ch'io non avrei mai creduto / che morte tanta n'avesse disfatta."
15 Milazzo. Península, cabo y puerto de la isla italiana de Sicilia, provincia de Mesina. Ciudad en la misma provincia, situada en el arenoso istmo de la península de su nombre. Es la antigua Mylae, en cuyas inmediaciones los romanos, al mando del cónsul Duilio (260 a. de J.C.) alcanzaron la primera victoria sobre los cartagineses. (N. del T.)
16 Baudelaire, Prólogo de Fleurs du Mal.
17 Shakespeare: Tragedia Antony and Cleopatra, II. ii., l. 190.
18 Laquearia. Virgilio, Eneida, I, 726: dependent lychni laquearibus aureis / incensi, et noctem flammis funalia vincunt.
19 Escena de Sylvan. Milton, Paraíso Perdido, 140.
20 Itis. Filomela, metamorfoseada en ruiseñor. Ovidio, Metamorfisis, VI, Philomela.
21 La Partida de Ajedrez, en Women beware Women, de Thomas Middleton.
22 Spenser, Edmund: Prothalamion; or, A Spousall Verse in Honour of the Double Marriage of Ladie Elizabeth and Ladie Katherine Somerset: Sweet Thames, run softly, till I end my song.
23 Shakespeare, La Tempestad.
24 T.S.Eliot recomienda la lectura de la historia de Tiresias en las Metamorfosis de Ovidio.
25 O. Goldsmith: El Vicario de Wakefield.
26 La Tempestad. Shakespeare.
27 El interior de la iglesia de St. Magnus Martyr, era, para Eliot, uno de los mejores proyectos de Wren.
28 Froude, James A.: Elisabeth. Vol I. Cap. IV, Carta de De Quadra a Felipe de España.
29 Dante Purgatorio, V. 133: "Ricorditi di me, che son la Pia; / "Siena mi fe', disfecemi Maremma."
30 San Augustin, Confesiones: "entonces llegué a Cartago, donde un caldero de amores insanos cantó a mis oidos!…”
31 Del Sermón de Fuego de Buda (que corresponde en importancia al Sermón de la Montaña).
32 De las Confesiones de San Agustín, [Tras el “Sermón de Buda”] aclaró Eliot: “La colocación de estos dos representantes del ascetismo oriental y occidental, como culminación de esta parte del poema, no es accidental.”
33 Tres temas se emplean en la primera sección de la Parte V: el viaje a Emaús, la llegada a la Perilous Chapel (de Weston) y la decadencia actual de la Europa oriental.
34 El autor recuerda haberlo oído en la provincia de Quebec. Su “canción del gotear del agua” –dice- es justamente celebrada allí.
35 “Las líneas que siguen fueron estimuladas por el relato de una de las expediciones a la Antártida (he olvidado cuál, pero creo que se trata de una de las de Shackleton): se cuenta que el grupo de exploradores, en el límite de su fortaleza, tenían la ilusión constante de que había un miembro más de los que era posible contar.”
36 “Datta, dayadhvam, damyata” :Dar, simpatizar, controlar.
37 Dante, Inferno, XXXIII, 46: “ed io senti chiavar l‛uscio di sotto all’ orribile torre.”
38 Coriolano, general romano entre el mito y la historia. Rechazado a causa de su despotismo, se unió a los volscos, a los que había sometido, para atacar Roma. Su madre y su esposa le disuadieron. Los volscos se volvieron en su contra y le condernaron por traición. Tragedia de Shakespeare; c.1607.
39 Dante, Purgatorio, XXVI, 148
40 Gerard de Nerval, Soneto El Desdichado.
41 Shanti. Como se repite aquí, terminación formal de un Upanishad. El equivalente aproximado es “La Paz más allá del entendimiento”.

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3 comentarios:

  1. Una entrada tan iluminadora como fascinante, abierta a las puertas del alma. Siempre me he sentido estremecido ante la poesía de Eliot. Gracias y enhorabuena.

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  2. Gracias, amigo. Me decidí finalmente a escribir sobre Eliot con el mismo sentimiento que tú. Está siendo difícil, pero a la vez, muy satisfactorio. Aún no sé definir en qué consiste esa fascinación que ejerce sobre nosotros. ¿Será un don?

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  3. No creo que la fascinación que despierta en nosotros la obra de algunos grandes poetas sea definible. Y así debe ser. Tal vez se produzca ese raro fenómeno de la sincronicidad, que Jung estudió en colaboración con el físico David Bohm. En cualquier caso, alumbrar con palabras el misterio que late en nosotros ya pertenece al terreno de la excepcionalidad.

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